De Pinta por la Vida

Pastor Cachito

Texto Base: "Jehová está conmigo; no temeré lo que me pueda hacer el hombre" (Salmo 118:6, RVR1960).

Hermanos, hoy quiero compartir con ustedes una historia de mi adolescencia. Cuando cursaba el quinto grado, como muchos jóvenes, pasé por una crisis existencial. Me sentía invisible, creía que a nadie le importaba si estaba o no, y en mi rebeldía e irresponsabilidad, decidí faltar a la escuela. En lugar de estar en el aula, me escapaba a las maquinitas de la esquina a jugar videojuegos, pensando que así escapaba de todo.

Pero un día, mi hermana mayor me descubrió. Como toda hermana amorosa pero firme, me amenazó: "Si no me ayudas con los quehaceres de la casa, le digo a mamá". Aunque accedí y lavé los trastes con todas mis ganas —o más bien, con todo mi desgano—, ella terminó diciéndole a mi mamá de todos modos.

Al día siguiente, mi hermana y mi mamá me llevaron personalmente a la escuela. Hablaron con mis maestros, con el director y se aseguraron de que yo estuviera donde debía estar. Aunque en ese momento sentí una vergüenza enorme, también entendí algo profundamente conmovedor: mi familia sí se preocupaba por mí. Su amor no era indiferente; estaban interesados en mi bienestar, aunque eso significara confrontarme.

Hermanos, así como yo me escapaba de la escuela, muchos de nosotros nos escapamos de las responsabilidades de la vida. Estamos "de pinta" espiritual, laboral, emocional o familiar. Culpamos a otros por nuestros errores, huimos de nuestros llamados y nos refugiamos en distracciones que, al final, no llenan nuestro vacío.

Pero así como mi familia no se quedó de brazos cruzados, Dios tampoco se queda indiferente. Él nos ama con un amor que nos confronta, que nos busca y que nos guía de vuelta al camino correcto. Su palabra dice:

"Porque yo sé los planes que tengo para ustedes —afirma el Señor—, planes de bienestar y no de calamidad, para darles un futuro y una esperanza" (Jeremías 29:11, NTV).

Dios no quiere que estemos "de pinta" en la vida. Él quiere que asumamos responsabilidades, que confiemos en su perdón y que descansemos en su providencia. Él ya pagó el precio por nuestros errores y nos ofrece un nuevo comienzo cada día.

Oración final:
Señor, hoy reconocemos que muchas veces hemos huido de ti y de nuestras responsabilidades. Perdónanos y ayúdanos a confiar en tu amor y tu cuidado. Que recordemos siempre que tú estás con nosotros, guiándonos y dándonos un propósito. En el nombre de Jesús, amén.

Reflexión:
¿En qué área de tu vida estás "de pinta" hoy? ¿Cómo puedes volver al camino que Dios tiene para ti?

firmes y Adelante