Dios escucha a los pequeños

Published on September 4, 2025 at 5:39 AM

Título: "Dios Escucha a los Pequeños"
Autor: Pastor Adriel Chavarria


La Inocencia que Conmueve el Cielo

Hace unos días, mi sobrina Mia perdió su celular en un baño público. Para ella, no era solo un dispositivo caro; era una ventana a su mundo de amistades, juegos y recuerdos. La vi llorar con esa tristeza profunda que solo los niños experimentan cuando algo les parece irreparable. Sus padres estaban molestos, y ella se sentía abrumada por la culpa y el miedo.

En medio de su desesperación, Mia hizo algo que me dejó sin palabras: se puso a orar en publico. Con una fe tan pura que solo la inocencia puede sostener, le pidió a Dios que ayudara a encontrar su teléfono.


El Eco de una Oración Pasada

Su oración me transportó instantáneamente a mi adolescencia. Yo tenía alrededor de 15 años y estaba obsesionado con una banda de rock. La radio local regalaba entradas para su concierto, y yo anhelaba ir. Una noche, en un impulso de curiosidad espiritual, oré: “Dios, si existes, haz que gane esos boletos. Si lo haces, creeré en ti”.

Al día siguiente, iba en un autobús público cuando el locutor anunció: “¡Estaremos regalando boletos en la próxima parada!”. Bajé corriendo, participé y gané. Pero en lugar de alegría, sentí una awe profunda. ¿Acabo de testificar un milagro?, me pregunté. El día del concierto, ni siquiera pude disfrutarlo. Mi mente estaba en otra parte: en la certeza de que Dios había respondido mi oración.


La Soberanía de Dios en lo Cotidiano

Mia ni siquiera terminó su oración cuando recibió la llamada: “¡Encontramos tu celular en el departamento de objetos perdidos!”. Su fe infantil fue recompensada de inmediato. No porque Dios sea un genio que concede deseos, sino porque Él se revela a quienes lo buscan con corazón sincero.

Jesús dijo:

“Dejen que los niños vengan a mí, y no se lo impidan, porque el reino de los cielos es de quienes son como ellos” (Mateo 19:14, NTV).

Dios no necesita que seamos teólogos o santos para escucharnos. Al contrario, se conmueve con la fe simple que clama en la necesidad.


Reflexión Final

¿Cuántas veces subestimamos el poder de una oración sencilla?

  • Los niños oran sin sobreanalizar la teología detrás de sus peticiones.

  • Confían en que alguien más grande que ellos está escuchando.

  • No dudan de la bondad de Dios.

Hoy, Mia me recordó que la fe no es complicada. Es creer que Dios nos ama y nos escucha, incluso en lo aparentemente trivial. Él ya sabe lo que necesitamos antes de que lo pidamos (Mateo 6:8), pero anhela que acudamos a Él como niños: con honestidad y expectativa.


Oración

Señor, gracias por recordarme que tu oído está inclinado hacia los pequeños. Ayúdame a tener una fe sencilla pero ferviente, que confíe en tu bondad incluso cuando las circunstancias parecen abrumadoras. Amén.


Preguntas para Reflexionar

  1. ¿Has tenido una experiencia donde Dios respondió una oración “pequeña” de manera inesperada?

  2. ¿Cómo puedes cultivar una fe más infantil y dependiente de Dios?

  3. ¿Qué necesitas entregar en sus manos hoy?


¡Si este devocional resonó contigo, compártelo con alguien que necesite recordar que Dios escucha! 🌟

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