Dios redime nuestra historia

Published on September 23, 2025 at 8:54 AM

Lectura: Rut 1:16 (NTV)
"Pero Rut le respondió: '¡No me pidas que te abandone! Donde tú vayas, yo iré; donde tú vivas, yo viviré. Tu pueblo será mi pueblo, y tu Dios será mi Dios'".

Hoy quiero que nos miremos en el espejo de una mujer llamada Rut. La Biblia nos dice que ella era moabita, es decir, una extranjera. En aquellos tiempos, eso la colocaba en un lugar de desventaja, lejos de las promesas del pueblo de Israel. Pero Dios, en su misteriosa y maravillosa sabiduría, escribió su historia de tal manera que ella llegó a ser bisabuela del rey David, y su nombre quedó para siempre grabado en el linaje humano de nuestro Salvador, Jesucristo.

¿Se dan cuenta de la poderosa verdad que hay aquí? La historia de Rut nos muestra que Dios no desperdicia ninguna parte de nuestro pasado. Su origen extranjero, su condición de migrante, su experiencia de pérdida y su lealtad… todo fue utilizado por el Alfarero divino para cumplir un propósito eterno.

Hermanos, esto nos habla directamente a nosotros como pueblo hispano. Nuestra historia está marcada por el mestizaje, por migraciones, por encuentros y desencuentros de culturas. Llevamos en nuestra sangre y en nuestra memoria historias de dolor, de lucha, pero también de una resiliencia increíble. A veces, podemos sentir que esas partes de nuestra identidad son un estorbo o una causa de vergüenza. Podemos pensar que Dios solo usa las historias "perfectas".

Pero la vida de Rut es un mensaje claro del cielo para nosotros hoy: Dios especializa en redimir historias. Él toma nuestra herencia mestiza, nuestras narrativas de migración, nuestra mezcla de lenguas y tradiciones, y las convierte en herramientas poderosas para su gloria. Lo que el mundo podría menospreciar, Dios lo usa para mostrar la belleza de su gracia redentora.

No somos un accidente. Nuestra historia familiar y cultural no es un error. Es el terreno que Dios ha elegido para plantar el evangelio y para que demos un fruto único que nadie más puede dar.

Oración final:

Señor, hoy te damos gracias porque tú eres el Dios que redime. Reconocemos ante ti que a veces hemos visto nuestra historia, nuestro origen o nuestras mezclas culturales con ojos de vergüenza. Pero hoy te pedimos que redimas cada parte de nuestra herencia. Sana las heridas del pasado familiar y usa incluso las partes dolorosas para contar una historia más grande: la historia de tu amor fiel. Que, como Rut, nuestra lealtad sea para ti, y que nuestro pueblo—nuestra comunidad—encuentre en ti su Dios. En el nombre de Jesús, amén.

Para reflexionar hoy:
¿Hay alguna parte de tu historia familiar o cultural que necesitas entregarle a Dios para que Él la redima y la use para su gloria?

Pastor Adriel