"Subiendo la Montaña con Cristo:
Paso a Paso, Juntos"
"Estimemosnos unos a otros para estimularnos al amor y a las buenas obras... animémonos unos a otros" (Hebreos 10:24-25, RVR1960).
Este fin de semana, mientras subía por ese sendero rodeado de árboles y el sonido de mis propios pasos, el Señor me regaló una imagen viva de nuestra jornada como creyentes. Había excursionistas de todas las edades: jóvenes ágiles que subían casi corriendo, adultos con bastones que avanzaban con determinación, y adultos mayores que, paso a paso, demostraban una resiliencia que me conmovió profundamente.
Algunos subían con una facilidad asombrosa, mientras que yo, en varios momentos, necesité hacer pausas para recuperar el aliento. Me apoyaba en una roca, miraba hacia arriba y veía la cima que parecía lejana, pero también miraba hacia atrás y veía cuánto camino había avanzado. Y en cada parada, no estaba solo. Otros excursionistas, incluso aquellos que no conocía, al pasar me sonreían y me decían: "¡Tú puedes, falta poco! ¡Vamos que se puede!". Esas palabras, simples pero llenas de aliento, eran como un impulso nuevo para mis piernas cansadas.
Y entonces lo entendí. Así es exactamente la vida cristiana.
No se trata de quién llega primero o quién sube más rápido. Se trata de avanzar. De no quedarnos estancados en la mitad del camino, rendidos por el cansancio, la desilusión o la comparación. En esta caminata de fe, cada uno lleva su propio ritmo. Hay días que volamos y otros que cada paso cuesta el doble. Pero lo que hace la diferencia es la comunidad. Esos hermanos que, con una palabra oportuna, una oración o un acto de amor, nos gritan: "¡Sigue, no te rindas! ¡La vista en la cima vale la pena!".
Reflexión:
¿Te has sentido cansado en tu caminar con Dios? ¿Has mirado a otros y has pensado que su fe es más fuerte o su avance es más rápido? Hoy Dios te recuerda que Él no te compara. Él solo te pide que sigas avanzando. Paso a paso. Descansa si es necesario, pero no abandones el camino. Y además, Él te ha rodeado de una familia espiritual para que no camines solo. Para que te animen y para que tú también animes a otros.
Oración:
Señor, gracias porque en esta caminata de la vida no me has dejado solo. Grazo por los hermanos que pones a mi lado para animarme. Ayúdame a no desanimarme cuando el camino se ponga cuesta arriba, y a recordar que Tú eres mi fortaleza. Enséñame también a ser voz de aliento para otros que puedan estar cansados en el camino. En el nombre de Jesús, amén.
Desafío:
Hoy, envía un mensaje de ánimo a alguien que sabes que puede estar pasando por un momento cuesta arriba. Sé esa voz que diga: "¡Tú puedes, sigue adelante!". Porque juntos, animándonos unos a otros, llegaremos a la cima.
"Pero los que esperan a Jehová tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como las águilas; correrán, y no se cansarán; caminarán, y no se fatigarán." (Isaías 40:31, RVR1960).
¡Sigue adelante! Tu paso, a tu ritmo, con tu Señor y tu comunidad, es suficiente.

Create Your Own Website With Webador